Lao-Tse es uno de los personajes más debatidos de la historia, a pesar de que se le considera uno de los filósofos más relevantes de la cultura china. Su aparente legado, el libro Tao Te King, se convirtió en la base de la filosofía taoísta, que promueve un estilo de vida basado en la naturaleza, la sencillez y la no violencia.
Muy poco se conoce sobre su vida e, incluso, hay quienes afirman que se trata de un personaje ficticio. De hecho, Lao-Tse también es un título honorífico compuesto por dos sinogramas: el primero significa “anciano” y el segundo es un antiguo título de respeto que se aplicaba a los eruditos más virtuosos; por lo que su nombre significa “viejo maestro”.
Otros afirman que
Lao-Tse vivió realmente en el norte de China, en algún momento entre los
siglos VI y IV a. C., aunque probablemente nunca podremos despejar las dudas con certeza. En cualquier caso, algunas de las frases que se le atribuyen son de una enorme sabiduría y ponen al descubierto ciertas verdades que, a veces, nos negamos a reconocer.
“Si no cambias la dirección, puedes terminar donde has comenzado”
El taoísmo promueve la idea del wu wei, que significa aprender a fluir con el mínimo esfuerzo —a
diferencia de la mentalidad occidental, que promueve la perseverancia
contra viento y marea—. Sin embargo, tan importante como perseverar es
saber cuándo ha llegado el momento de abandonar y cambiar nuestros planes.
Muchas personas han fracasado, volviendo al punto de retorno,
simplemente, porque se han empecinado en seguir con sus planes, sin
percatarse de que era momento de cambiar.
“Observa todo lo blanco que hay en torno tuyo, pero recuerda todo lo negro que existe”
Este guiño a la Psicología Positiva
a ultranza nos invita a tener en cuenta la dualidad que existe en todos
los fenómenos que nos rodean, incluso en nosotros mismos. Nos anima a
desarrollar una visión más realista del mundo y de las personas,
que no significa más pesimista, sino más amplia y objetiva. El
pensamiento positivo es bueno, pero su exceso puede ser dañino y
limitante.
“El que domina a los otros es fuerte; el que se domina a sí mismo es poderoso”
En la vida estamos acostumbrados a reaccionar. Cuando alguien nos critica, por ejemplo, nos ponemos a la defensiva y le devolvemos el golpe. Nadie nos ha enseñado a responder.
Responder significa evaluar detenidamente la situación, gestionar nuestras emociones
y dar la respuesta más adecuada. Cada vez que reaccionamos, aunque
aparentemente sometamos a la otra persona, en realidad estamos cediendo el poder porque permitimos que esa persona o situación nos desestabilice emocionalmente.
“Deja de pensar y termina con tus problemas”
Nos negamos a reconocerlo, pero la fuente de nuestros mayores problemas se halla en el pensamiento. A través del pensamiento hacemos una tormenta en un vaso de agua. Lao-Tse nos anima a salir de ese círculo vicioso que solo genera una preocupación inútil y nos bloquea. Se trata de dar los pasos necesarios para resolver los problemas,
en vez de quedarnos estancados en ellos. Es sentido común, pero cuando
estamos inmersos en situaciones complicadas, nos resulta muy difícil
deshacernos de la tela de araña que hemos tejido a nuestro alrededor.
“Darte cuenta de que no entiendes es una virtud; no darte cuenta de que no entiendes es un defecto”
En
una sociedad que enaltece el conocimiento, no saber está mal visto, por
lo que muchas veces nos avergonzamos de ello. Sin embargo, en algunos
casos, el conocimiento puede cegarnos e impedir que nos abramos a nuevas perspectivas.
Saber algo siempre implica negar otra cosa, por lo que puede limitarnos
si no somos capaces de mantener la mente lo suficientemente abierta a
nuevas posibilidades. Por eso, nunca debemos avergonzarnos de no saber algo, peor aún es fingir que lo sabemos y quedarnos en la ignorancia.
“Un hombre con coraje externo se atreve a morir; un hombre con coraje interior se atreve a vivir”
Vivir
plenamente da más miedo que morir. De hecho, las personas que se
mantienen durante años en su zona de confort, que siguen las tradiciones
sin comprenderlas y que no se atreven a perseguir sus sueños mueren un
poco cada día. El verdadero desafío radica en atreverse a vivir,
con nuestras ilusiones, contradicciones y problemas, sin buscar chivos
expiatorios ni seguir ideales externos que se conviertan en tristes
substitutos del sentido de la vida.
“Si no puedes avanzar una pulgada, retrocede un pie”
El taoísmo es una filosofía que nos anima a confiar en el curso de los acontecimientos, nadando a favor de la corriente, nunca en contra. Por eso, Lao Tse afirma que, a veces, los obstáculos que encontramos son signos de que no vamos por buen camino.
En ese caso, en vez de empecinarnos en seguir adelante, lo más
inteligente es detenerse y dar un paso atrás. Al igual que hacen los
pintores, esa distancia nos permitirá ver el cuadro en perspectiva y decidir qué es lo más conveniente.
“Cuando dejo de ser lo que soy, me convierto en lo que podría ser”
El ego que hemos alimentado a lo largo de la vida es el principal obstáculo para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.
Solo podemos dar el salto cualitativo cuando somos capaces de dejar
atrás ciertas versiones de nosotros mismos, dándonos cuenta de que la persona que somos hoy, no es la misma que fuimos ayer.
Esa “inestabilidad” puede generar cierta sensación de vértigo, pero
solo cuando nos deshacemos de los estereotipos, falsas creencias e
incluso de nuestro “yo” pasado podemos alcanzar nuestro auténtico
potencial. Debemos dejar de ser muchas de las cosas que somos para
convertirnos en la persona que realmente deseamos ser.
“La vida es una serie de cambios naturales y espontáneos. No te resistas a ellos —solo crea dolor—. Deja que la realidad sea la realidad”
Nuestra
sociedad nos ha enseñado a buscar siempre la seguridad, de manera que
tenemos grandes dificultades para lidiar con la incertidumbre. Por eso,
buscamos afanosamente la seguridad en puestos de trabajos que podemos
perder en cualquier momento, en relaciones que no son eternas o en
posesiones que se rompen o quedan obsoletas. Lao Tse nos propone una forma de vivir diferente
al explicarnos que una de las principales fuentes de dolor y
sufrimiento es nuestra tendencia a aferrarnos a la seguridad y negar el
cambio. Sin embargo, negar la naturaleza cambiante de la realidad no la borrará, al contrario, nos impedirá lidiar con ella de manera adaptativa y recuperarnos del golpe.
“Quien no es feliz con poco, no lo será con mucho”
No es más desdichado quien menos tiene sino quien más quiere. La felicidad no radica en acumular cosas o relaciones, es un estado interior de satisfacción, bienestar y paz.
Eso no significa que debamos contentarnos y no esforzarnos por mejorar y
alcanzar nuevos objetivos, como muchos creen erróneamente. Significa
que debemos intentar ser felices aquí y ahora, mientras
recorremos el camino que nos llevará a hacer realidad nuestras
ilusiones. Postergar la felicidad hasta que alcancemos la meta es la
garantía para ser infelices siempre.
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