Aceptarse a uno mismo suena bien en los manuales de superación personal,
pero en realidad esto sería un impedimento para encontrar y reconocer
tus propias fallas
Chuang Tzu soñó que era una mariposa.
Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o
si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.
"Aceptarnos tal como somos" es uno de los mayores lugares comunes de la ideología new age
pero, según el profesor Michael Puett de la Universidad de Harvard,
esto podría impedirte reconocer y mejorar en tus áreas de oportunidad.
Puett es especialista en filosofía china, y en una entrevista con Quartz
habló de cómo esta ola de autoaceptación en realidad sería negativa
para el desarrollo personal, pues para el confucionismo la clave está en
aceptar el cambio, incluido el que ocurre en nosotros mismos.
"La presunción común que muchos de
nosotros hacemos sobre el ser es que nuestra meta como individuos es
buscarnos en el interior, encontrar nuestro verdadero ser, y tratar de
ser tan auténticos y leales a nosotros mismos como podamos. Pero esto
asume que nuestro ser es estable", afirma.
Y es que la tradición filosófica china
destaca el ser más como un producto desordenado de hábitos que se van
reproduciendo a lo largo de la vida, y no como una esencia estable que
debemos proteger y procurar. Eso que llamamos "personalidad"
erróneamente, es el resultado de la recurrencia (o necedad) en ciertos
hábitos del carácter; aceptar todas esas pequeñas fallas, como aconsejan
los gurús motivacionales, nos impediría superar los hábitos nocivos en
pos de unos mejores.
El consejo de Puett es hacer como Chuang
Tzu y tratar de promover pequeños cambios cotidianos que nos liberen de
los peligros de las identidades fijas e inamovibles; podemos "comenzar
utilizando ligeros cambios en el tono de voz, observar a la gente de
forma ligeramente distinta. Cuando hacemos esto, nos damos cuenta muy
pronto de cómo somos criaturas de hábitos". De ese modo, el sueño de
Chuang Tzu nos enseña que el filósofo bien puede cuestionar su "esencia"
y preguntarse si realmente es él quien sueña ser una mariposa o si todo
lo que conoce no es más que el fugaz sueño de una mariposa.
No se trata de juzgarnos severamente a
nosotros mismos, sino de aprender que el ser mismo es cambio: "nuestra
noción del ser radical, libre, individual y verdadero al cual siempre
debemos ser sinceros y auténticos es de hecho muy poco común en la
filosofía". Anclarnos a una noción prestablecida y supuestamente
auténtica de "nuestro ser" en realidad nos impide aceptar el cambio como
la condición de todo lo existente, de lo cual formamos parte.
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