Todos aquellos entre vosotros que hayáis practicado
alguna técnica de relajación, concentración, meditación, yoga, etc.,
posiblemente incluís ejercicios de respiración de diferentes tipos en
ella. Es más que posible, además, que conozcáis tantas maneras de
respirar como cursos, clases o libros hayáis leído al respecto, pues es
la principal función fisiológica que nos permite controlar, de manera
consciente, diferentes procesos físicos y psíquicos de nuestro organismo
y regularlos a voluntad.
El momento de la pausa
Dentro de las diferentes maneras y ejercicios de
respiración,
Componentes del aire que respiramos
Lo que todos sabemos es que el aire que respiramos
forma parte de la triada de energías que nutren al ser humano, formadas
por lo que designamos como carbono
(lo que ingerimos y bebemos), oxigeno (lo que respiramos) y nitrógeno
(las energías e impresiones que recogemos del entorno). En este
caso, el aire está compuesto por elementos tales como el oxígeno, el
ozono, el gas carbónico, algunos gases raros y un poco de argón, siendo
toda esta mezcla la que entra en nuestros pulmones en cada inhalación.
Sin embargo, en el aire no solo están estos elementos gaseosos, sino
que, por supuesto, se encuentra, como se encuentra imbuida en todas las
cosas, la energía cósmica, la esencia etérica de la vida, o como
queramos llamar cada uno a lo que la medicina china llama el Chi, otros
llaman prana y otros llaman fuerza vital. En nuestro planeta, esta
fuerza vital o prana nos llega principalmente del sol, pues es nuestra
estrella la fuente principal de la misma para todo lo que se encuentra
en el sistema solar.
Así, cuando inspiramos, entra en nuestro cuerpo
oxígeno y prana, y, gracias a la circulación sanguínea, ambas llegan a
todas las células de nuestro organismo y son distribuidas adecuadamente
por todo este. Mientras las funciones fisiológicas del citoplasma
celular que se encarga de la absorción del oxígeno lleva a cabo su
trabajo, las mismas funciones del núcleo de la célula se encargan de
absorber a su vez esta fuerza vital, prana o esencia cósmica. Esto hace
que tanto el proceso de respiración nos de el oxígeno que el cuerpo
orgánico necesita para sobrevivir, como además nos de la energía que las
células necesitan para su evolución y crecimiento “psíquico” y
“energético”. Además, mantiene el campo electromagnético de la célula en
equilibrio, pues si el núcleo es aquel que posee energía de carga
predominantemente positiva (la fuerza activa), en la membrana celular es
la que posee una carga predominantemente negativa (la fuerza pasiva),
siendo este campo el origen del mantenimiento y perpetuación de la vida
celular.
De esta manera, cada vez que respiramos
profundamente, usando principalmente el diafragma para poder absorber
mayor cantidad de aire, no solo insertamos mayor cantidad de prana o
energía vital sino que, en el proceso de retención del aire, y de aquí
la indicación de hacer una pausa entre inspiración y expiración, damos
más tiempo a que, en los pulmones, entre más prana a la sangre, y luego
este llegue a los núcleos celulares que recogen esta energía y la usan
para potenciar su despertar “psíquico” en mayor cantidad, lo que
repercute en un mayor dinamismo de crecimiento no solo orgánico, sino
energético.
Respiraciones de “poder”
Mediante la respiración es como uno se recarga de
energía de forma consciente, como uno puede incrementar el potencial de
su propio campo electromagnético, y el propio magnetismo personal que
todo ser humano emana naturalmente por la composición física y
energética que poseemos. La respiración consciente, incluyendo la
retención del aire, influye favorablemente en las funciones vitales del
organismo, mejora nuestra salud y potencia nuestros aspectos mentales,
pues la acumulación de energía y la dinamización psíquica de todas las
células permite incrementar el estado psíquico y consciente general de
la persona de forma armónica y equilibrada. Es otra de esas cosas que
tendrían que enseñarnos en la escuela de pequeños, pero que, como todo,
como es algo que hacemos sin darnos cuenta, pasa de largo y no somos
conscientes de su enorme importancia para nuestro crecimiento y
evolución a todos los niveles.
David Topí
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